Marco conceptualPostulados fundamentales del modelo

Esta investigación comenzó hace más de diez años a partir de una pregunta: ¿Por qué las personas se enferman? En el análisis de situaciones disfuncionles en sistemas humanos, aparecía un patrón recurrente: las personas quedaban atrapadas en condiciones sintomáticas de vida cuando perdían el futuro; cuando perdían el sentido de inspiración que le daba sentido a su vida cotidiana. Esto podía tener diferentes manifestaciones: desesperación o desconcierto, superficialidad ficticia o aburrimiento, resignación o resentimiento.
Usualmente, culpamos al pasado por nuestro sufrimiento. Sin embargo, la opresión no está relacionada con el tiempo, sino con las condiciones emocionales del paisaje interior. Estas condiciones opresivas son consecuencia de la inercia en nuestra vida cotidiana.
Para abordar las condiciones de vida opresivas, el modelo de intervención se sustenta en tres dimensiones conceptuales.

Simbolización de las emociones

El tiempo se transforma en un paisaje íntimo.
Somos los guionistas de nuestra propia historia. La realidad no es ficticia, la ficción la creamos nosotros. Marcamos nuestro contexto con emociones (la química del cuerpo) y la explicamos con narraciones (desplegando una estructura simbólica) que dan forma a la realidad que enfrentamos. Necesitamos explicarnos a nosotros mismos el mundo que nos rodea para poder contener el impacto emocional de nuestras condiciones de vida. Vivimos dentro de nuestra explicación y decidimos en base a estas versiones personales de los hechos. En ese mundo explicado, la línea de tiempo (pasado, presente y futuro) se pliega y se recrea en un espacio emocional; el presente es un relato, el pasado es un conjunto de experiencias y el futuro es una inspiración.

Sufrimiento paradojal

Los síntomas posibilitan la imposibilidad de lo nuevo.
No sufrimos por el pasado, sufrimos porque necesitamos sostener el pasado para darle sentido al presente, ante la ausencia de sentido en el presente. Sufrimos por la imposibilidad de que algo pueda ser diferente en nuestra vida. El síntoma es solo una señal que expresa la imposibilidad de transformación, es un aliado de la inercia. El sufrimiento es el modo que encontramos de convivir con la inercia. Un síntoma muestra un umbral imposible cruzar. La paradoja del sufrimiento es que los síntomas le dan un propósito a la vida (un sentido) en ausencia de un propósito. Si aquello que debería dar sentido a nuestras vidas no tiene sentido, ese símbolo lo ocupa un síntoma.



Sutilezas transformadoras

El poder de lo pequeño para crear algo grande.
El cambio falla cuando solo busca el cambio. En otras palabras, el cambio falla porque busca silenciar a los síntomas porque estos son simples signos de un paisaje bloqueado que no permite algo nuevo en nuestras vidas. El objetivo de la transformación es crear nuevas reglas de vida. El proceso de cambio requiere un abordaje más amplio que el síntoma porque este es solo un elemento más del escenario cotidiano. El cambio se puede lograr si se pueden crear las condiciones para que nuevas reglas sean posibles. La estrategia de las sutilezas se basa en la amplificación de pequeñas novedades, pequeñas transformaciones en las escenas; pequeños movimientos en las reglas silenciosas y mantener estas pequeñas novedades en el tiempo.